Psicología y un poco de historia

Achacan a Göbbels un trastorno narcisista de la personalidad y quizás sea ello lo que esconden los 32 tomos del diario que no dejó de escribir hasta el final de sus días.

En cualquier caso, es evidente que su labor al frente de la propaganda del Partido Nazi, y luego del Tercer Reich, fue uno de los pilares en los que se asentó la popularidad del nacionalsocialismo en los primeros años y su voluntad de resistencia en los momentos de la derrota.

Multiplicador

La palabra de Hitler, sus discursos y sus mítines labraron primero su camino en la política y, con el tiempo, el triunfo electoral. Pero era físicamente imposible que el Führer (tanto en el partido como luego del Estado Alemán) pudiera hablar tanto y tan continuado… Y será Göbbels quien multiplicará sus palabras a través de las emisiones radiofónicas y quien logre el eco de las mismas por medio de las reseñas periodísticas.

Pero el Ministerio del Reich para la Propaganda sería mucho más que eso. Orientación, censura, consignas… Prensa y radio eran controladas por Göbbels de manera férrea, al tiempo que promovía todo tipo de actos de masas y creaba una escenografía colosal que, aún hoy en día, impresiona o asusta. Pero a nadie deja indiferente. Su influencia se extendía a la literatura, el teatro e incluso al campo cinematográfico. Bajo su mandato, todos los medios de expresión fueron puestos al servicio de una ideología y de un partido.

Y cuando, con la guerra, Hitler empezó a distanciar sus apariciones y su palabra fue enmudeciendo, Göbbels se convertiría en la voz de referencia de Alemania. Con verbo rotundo y apasionado, se crecía ante los micrófonos, hasta el punto de que el auditorio ignoraba su menguada estatura o su evidente cojera.

Con el Reich en llamas por los bombardeos aliados y la Wehrmacht retrocediendo en todos los frentes, aún lograba con sus discursos que amplios sectores del pueblo alemán pensaran que la victoria era todavía posible. Su axioma, un axioma consustancial con el propio régimen, era que la voluntad de vencer conduce indefectiblemente a la victoria.

Y su técnica se resume en una sola frase a él atribuida: «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad»… Todos los medios eran buenos para conseguir sus propósitos, sobre todo cuando se puso en práctica lo que el mismo bautizó como «Guerra Total» (Der Totale Krieg).

Hasta el último día

Hasta qué punto Göbbels terminó creyendo lo que predicaba a través de artículos o intervenciones ante los micrófonos es difícil de dilucidar. Pero tanto él, como su esposa Magda (cuyo fanatismo era, sin duda, superior incluso al de su marido) se mantuvieron fieles a Hitler hasta la muerte.

En el momento final, cuando todos los prebostes nazis buscaron sólo su propia salvación por medio de la huida o intentaron pactar con el enemigo, únicamente el matrimonio Göbbels y sus seis hijos, entre todas las jerarquías nazis, se encerraron en el búnker con Hitler. Tras el suicidio de éste, el matrimonio, después asesinar a los niños, puso fin a sus vidas,desapareciendo para siempre junto al régimen que habían colaborado a crear y a la persona que lo había encarnado.

Fuente:/www.abc.es/

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